¿Te sientes más cansado cuando se acerca una nueva temporada? ¿Te falta energía con la llegada de la primavera? ¿La aproximación del otoño te genera una profunda apatía? No, el origen de tu fatiga no está en la titánica tarea de cambiar la ropa de los armarios… ni siquiera en afrontar la recta final del curso o la ‘vuelta al cole’. Son los cambios de luz y de temperatura que afectan a tu ritmo circadiano los que provocan que te sientas así. El cuerpo necesita un tiempo para adaptarse a las nuevas condiciones. Y cuando esto ocurre, ¿qué tomo para subir las defensas y mejorar la energía?, te preguntarás.
De hecho, esta consulta es muy frecuente en las épocas en las que hay que adelantar o retrasar el reloj. Por ejemplo, de acuerdo con un estudio de la empresa Ad Hoc, un tercio de los españoles afirma que el cambio de horario de invierno les afecta negativamente. Problemas de sueño, cansancio y dificultades para levantarse por la mañana son los principales efectos. En el otro lado del año, en primavera, la astenia interfiere en el desarrollo normal de la vida del 40% de la población, según otra investigación de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.