El ananás fue descubierto en 1493 durante el segundo viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo. Parece tener su origen en el alto valle del Orinoco en Brasil.
En fitoterapia se utiliza el tallo, que es donde se concentran todas sus propiedades. El tallo de la piña contiene grandes cantidades de una enzima proteolítica, la bromelaína, que presenta cualidades muy interesantes. Esta es capaz de fraccionar las macroproteínas, acelerando así su digestión y facilitando su eliminación. Es un arma especialmente eficaz para combatir el peso excesivo asociado a la retención de agua o en el caso de un estado celulítico. Al fragmentar las proteínas y separar el tejido celulítico, favorece la desinfiltración, la movilización y la eliminación de los depósitos de grasa. Por otra parte, y gracias a su acción antiinflamatoria, la bromelaína se utiliza actualmente para reabsorber los edemas localizados, asociados a depósitos de grasa, contusiones, fracturas, torceduras, luxaciones, esguinces, etc.
Por último, la bromelaína evita el aumento de la insulina en la sangre provocado por la absorción de productos constituidos por azúcares rápidos (dulces, etc.) y por consiguiente su almacenamiento en forma de grasas.